Los cetáceos en las aguas feroesas

Existen dos especies de cetáceos del género Globicephala. Una especie se encuentra principalmente en los mares tropicales y subtropicales y se le llama calderón tropical o ballena piloto de aleta corta (Globicephala macrorhynchus).  La especie que habita el Atlántico norte es el calderón común o ballena piloto de aleta larga (Globicephala melas), los feroeses la conocen como grindahvalur.  Es una especie de distribución amplia y abundante en las aguas temperadas y subárcticas tanto del hemisferio norte como sur.

Los calderones comunes migran en manadas que van de sólo unos cuantos animales a más de mil. El tamaño y peso promedio del calderón común es 420 cm y 879 kg para los machos y 378 cm y 721 kg para las hembras.  Los machos alcanzan la madurez sexual alrededor de los 15 años y pueden vivir por lo menos hasta 46 años, mientras que las hembras alcanzan la madurez reproductiva a los 9 años y pueden vivir por lo menos hasta los 59 años.

Los calderones comunes y varias especies de delfines se hallan en aguas feroeses a lo largo de todo el año. Los calderones comunes se reproducen y alimentan en el área feroesa, sin embargo, no se considera a la Meseta de las Feroe como un área principal de reproducción o alimentación de estos cetáceos, dado que se alimentan y reproducen a lo largo de todo el año y tienen una amplia distribución en el Atlántico nororiental.

Los delfines y marsopas

El delfín de flancos blancos (Lagenorhynchus acutus), delfín mular (Tursiops truncatus) y marsopa común (Phocoena phocoena) son todas especies usuales en las aguas feroesas. Ocasionalmente, se capturan algunos animales de estas dos especies de delfín con las manadas de calderones comunes. Asimismo, a veces se arrean y varan grupos sólo de estos delfines, que también se aprovechan en su totalidad para el consumo humano. La faena de delfines tiene que llevarse a cabo según las mismas reglas que rigen la caza de calderones comunes.

Al Comité Científico de NAMMCO se le ha solicitado llevar a cabo una evaluación integral de estas especies en el Atlántico norte. Se centra en analizar los resultados de los estudios de avistamiento como base para calcular estimados de abundancia de estas poblaciones. Además, coordina las investigaciones de los diferentes países para que se puedan llenar los vacíos de información identificados buscando muestras y aprovechando, en particular, las oportunidades de muestreo que ofrecen las capturas en las Feroe.

La investigación de delfines y marsopas en las Feroe incluye muestreos de los parámetros de la historia de vida (tales como la reproducción y demografía) y la ecología de la alimentación. También se llevó a cabo un rastreo satelital de dos pequeños grupos de delfines de flancos blancos en 2009 y una marsopa común en 2008 para controlar sus movimientos y distribución y así contribuir con datos para la evaluación completa de las poblaciones.

El calderón gris (Grampus griseus) es una especie poco conocida en las aguas feroesas. El 16 de setiembre de 2009 se arreó a un grupo grande a la bahía de Klaksvík. Tras haberse varado tres animales, se confirmó que esta especie no era conocida, las autoridades locales detuvieron la faena y ordenaron que el resto del grupo se regresara al mar. En abril de 2010 se capturó un pequeño grupo de calderones grises en Hvalba, dado que inicialmente se pensó que eran delfines mulares.

En ambos casos el Museo de Historia Natural sacó muestras para un estudio biológico completo que brindará nuevos datos acerca de una especie de la que, hasta la fecha, no se había obtenido muestras en esta región del Atlántico nororiental.

Los calderones grises no son una de las especies de pequeños cetáceos que la normativa feroesa permite cazar. No hay ninguna intención de cambiar la legislación para permitir la caza de esta especie en aguas feroesas, dado que no se sabe lo suficiente acerca de los calderones grises en el área feroés. Tras dos capturas fortuitas en 2009 y 2010, las autoridades distritales pertinentes han sido notificadas por el Ministerio de Pesca que tienen que tomar especiales medidas de precaución para asegurar que no se inicien más arreamientos de esta especie.

El calderón boreal

Desde hace siglos que el calderón boreal (Hyperoodon ampullatus), o døglingur como se le llama en feroés, habitualmente visita las Islas Feroe. Sin embargo, a diferencia de los calderones comunes, son pocos los calderones boreales que han venido a lo largo de los años. Una diferencia determinada más por los cetáceos mismos que por aquellos que aprovechan al máximo su grata presencia.

El calderón boreal pertenece a un grupo de cetáceos que se conocen como odontocetos, en otras palabras, cetáceos dentados. Descontando al cachalote, el calderón boreal es una de las especies más grandes de este grupo, ya que mide, en promedio, 8 metros de largo. La población de calderones boreales se encuentra distribuida en todo el Atlántico norte, con concentraciones al oeste y este de Islandia y al oeste de las Feroe. El Comité Científico de NAMMCO llevó a cabo una evaluación de esta población basada en las estadísticas históricas de capturas y datos del Estudio de Avistamiento del Atlántico Norte (NASS) de 1987 y 1989, el Comité calculó un estimado provisional corregido de 40.000 calderones boreales en el Atlántico norte.

Varamientos recurrentes

Desde hace siglos que casi cada setiembre pequeños grupos de calderones boreales, rara vez más de dos o tres, se varan en las Feroe. Las estadísticas de largo plazo indican que desde 1584, cuando se iniciaron los registros prácticamente continuos, son las dos bahías adyacentes de Hvalba y Sandvík en la isla del sur del archipiélago, Suðuroy, donde se ha dado la gran mayoría de los varamientos de calderones boreales.

Cuando el calderón boreal se halla fresco, se come la carne. De la grasa, que no es apta para el consumo, se extrae un aceite utilizado como tratamiento tópico para toda una gama de afecciones, desde la bronquitis hasta las quemaduras. La existencia de las reglas tradicionales que rigen la distribución de la carne del calderón boreal, el antiguo døglingabýti, confirma el valor del calderón boreal para las comunidades locales y la regularidad de los varamientos. Estas reglas difieren de las de distribución del calderón común.

Las capturas de calderón boreal en el pasado y en el presente

Antiguamente, el aceite de ballena era un valioso producto de exportación. Los calderones boreales, así como varias otras especies, se capturaban con fines comerciales en altamar en todo el Atlántico norte. La mayoría fueron capturados por balleneros noruegos, que vendían la carne de calderón boreal al Reino Unido donde se utilizaba en alimentos para mascotas hasta que se cerrara el mercado a inicios de los años 1970. De 1903 a 1935 las naves feroesas dispararon un total de 61 calderones boreales en altamar, mientras que las capturas noruegas en la misma época alcanzaban varios miles. Una zona ballenera importante se hallaba al noreste de las Feroe, ésta sigue siendo un área de alta abundancia donde los pescadores feroeses avistan esta especie con frecuencia. No ha habido ninguna captura comercial de calderones boreales en el Atlántico norte desde 1972.

El carácter de los varamientos de calderones boreales en las Feroe difiere bastante del arreamiento de calderones comunes. Los registros históricos de capturas no distinguen entre cetáceos varados y cazados. Sin embargo, es un hecho conocido, que también se refleja en la literatura local, que es prácticamente imposible arrear calderones boreales. Los calderones boreales son asustadizos y se les tiene que acercar en total silencio. Antes, se solía tratar de que estos cetáceos se varasen alentándolos con mucho cuidado a que se acercaran a la orilla, o sujetándolos desde los barcos. En la actualidad, la legislación feroesa sólo permite matar calderones boreales que se encuentren ya varados y que no se pueden regresar al océano.

El príncipe de los cetáceos

Los registros históricos de varamientos de calderones boreales en las Islas Feroe dan fe de un fenómeno tan conocido y recurrente que se narra en un cuento folclórico feroés. Existen varias versiones de este relato que ofrece una explicación popular del por qué el calderón boreal retorna al mismo sitio cada año.

El nombre feroés del calderón boreal, døglingur, viene de una palabra del nórdico antiguo dòglingr, que era una voz poética para rey o príncipe. En el folclor tradicional se creía que este cetáceo sólo tenía un ojo, probablemente porque se relaciona con el dios nórdico tuerto Odín, el rey de los dioses de Valhala. En una versión del cuento mencionado un trol pierde un ojo en una competencia de fuerza con un hombre, y la derrota resulta en que el calderón boreal vuelve a las Feroe con regularidad. Lo más probable es que esta versión sea un vestigio de un cuento anterior con el gigante de un solo ojo, Odín, el príncipe de príncipes.

La primera versión registrada de este cuento se narra en la descripción topográfica de las Islas Feroe realizada por un pastor danés, Lucas Debes, en 1673. La primera traducción al inglés de este texto fue presentada ante la Real Sociedad en Londres en 1676, es ésta la que ha sido traducida al español a continuación. Existen también otras versiones del mismo cuento en las que un gigante, trol o huldumaður (el pueblo “escondido” de la mitología feroesa) ofrecen al ganador de una competencia de fuerza al calderón boreal, entre otros regalos valiosos.

Extracto de:

Lucas Debes, Færoe & Færoa Reserata: That is a Description of the Islands and Inhabitants of Feroe (Esto es una descripción de las islas y residentes de las Feroe) Traducción al inglés por John Sterpin, 1676.  (pg. 183-184)

“… es extraordinario que este calderón boreal no suela visitar ninguna parte de las Feroe, más que Suðuroy, y específicamente la bahía de Hvalba, cada año por la época de la fiesta de San Miguel. Acá, se relata un cuento extraño acerca de él, que sólo puede considerarse una fábula: Dícese que erase una vez durante la oscuridad del paganismo, cuando los hombres primero colonizaran las Feroe, que un gigante se propuso adueñarse de la isla de Mykines, un brujo que residía en esas tierras lo quería prevenir, por lo tanto el hombre tuvo repetidas riñas con el brujo hasta vencerlo al final; por lo tanto el brujo hizo un trato con él, que si no lo destruía, sino que le permitía habitar en la isla, cada año le procuraría una suerte de ballena y de ave en su tierra, que no se tenía en otra parte de las Feroe; y que serían para él y su descendencia hasta el fin del mundo; pero con una condición, si alguien se burlaba o mofaba de su ballena, nunca más volvería: el hombre accedió a tal condición, y desde ese entonces cada año venía un tipo particular de ballena a esas tierras; según cuentan los habitantes y según les han relatado su antepasados, esta ballena tenía tan solo un ojo; un día pasó que un hombre inoportuno, al estar cansado de las labores que le causaba cada año la ballena, la condenó por tener un solo ojo, y, por lo tanto, nunca más volvió; los habitantes creen que se trasladó a Hvalba en Suðuroy, ya que sólo ellos, y casi cada año, las tienen, aunque tienen dos ojos al igual que los demás peces gigantes. El ave con la que el brujo presentó a Mykines es el súla (alcatraz) descrita anteriormente: que tampoco se encuentra en ningún lugar de este país, sólo aquí; esto se relata tal como se escuchó. Aunque pasaran muchas cosas en esas épocas sombrías entre los hijos de la infidelidad, tanto aquí como en otros lugares, que ahora, a nuestra luz, parecen muy discordantes e increíbles, no obstante, a diario se cometen muchas cosas por brujas, que los hijos de la luz no pueden entender, ni mucho menos imitar.¨